¿Incitación al odio o libertad de expresión?

Dado que considero que cualquier lengua es un medio de expresión y no una arma arrojadiza, hoy escribo en castellano para dirigirme especialmente a aquellos y aquellas que piensan lo contrario. Me refiero naturalmente a quienes el lenguaje como tal les importa un bledo y solamente lo utilizan como un medio populista más para conseguir votos de cualquier manera.

A raíz del nombramiento del nuevo President de la Generalitat, pero también mucho antes de producirse, en los medios de comunicación ya conocidos por su actividad caústica y por parte de los mismos personajes firmantes, han aparecido la sarta de insultos y descalificaciones a los que nos tienen acostumbrados. Como ocurre siempre, y sin el más mínimo respeto a las personas y instituciones democráticas, políticos y periodistas de baja estopa han vomitado bilis, especialmente un supuesto gurú del periodismo más caduco y reaccionario, Federico Jiménez Losantos, indivíduo nefasto dónde los haya y del cual los profesionales honestos deben sentir vergüenza ajena.

Ante estos hechos más que reiterados me asalta la duda de si los estamentos competentes van a considerar toda la “mierda” aparecida en prensa, radio y televisión, como delito de incitación al odio o como libertad de expresión. Adoptar las medidas oportunas sería un buen punto de partida para enderezar y normalizar una situación que, por el bien de toda la sociedad, ya està tardando en cortarse de raíz.

No quiero terminar sin decir que cuando se trata de tomar medidas contra todo lo que suena a català y no es del gusto unionista, se procede sin dudarlo y con la mayor rapidez utilizando todos los medios al alcance y, lamentablemente, conculcando todo atisbo de presunción de inocencia.

15/5/2018